Sabemos que empezamos con una célula que contiene dos mitades: una materna y otra paterna. Esa célula madre genera dos hijas: una seguirá replicando vida y otra formará el cuerpo.
La clave está en que esas células deben ser idénticas. Si no lo son, aparecen alteraciones visibles e invisibles como el vitiligo.
La primera célula de pigmentación aparece cerca del cuarto mes de gestación y sigue su formación hasta el sexto mes.
Nuestro cuerpo se formó a partir de proteínas, y estas de aminoácidos esenciales, moldeados por nuestros genes.
Desde el nacimiento, nuestra saliva contiene células muertas, que a su vez conservan información genética.
Hoy es posible analizar esa información con microscopía electrónica y algoritmos computacionales que amplifican el ADN.
El genoma se descifra como una dirección: ciudad, calle, casa, familia, miembros. Más de 50 genes están relacionados con pigmentación, inmunidad y función dérmica.
Aunque no todo depende de los genes, conocerlos nos permite actuar mejor y más rápido. Cada vez más personas analizan su ADN y mejoran las estadísticas globales.
Analizar tu genoma es una decisión de salud. No lo postergues.