También hay factores externos que influyen directamente en la producción de melanina. Por ejemplo, cuando la temperatura del cuerpo o del entorno aumenta, se estimula la melanogénesis.
Lo mismo ocurre con la radiación ultravioleta. Esta no solo activa la producción de melanina para protegernos, sino que también oxida la melanina ya existente, haciendo que se oscurezca rápidamente.
Algunos metales pesados como el arsénico, la plata o el oro pueden combinarse con la melanina, generando colores inusuales en la piel. También interfieren con el cobre esencial para la tirosinasa, afectando la producción de melanina.
El mercurio es uno de los metales más conocidos por causar despigmentación, y la enfermedad resultante se llama saturnismo.
Oxidantes como el agua oxigenada o la hidroquinona aclaran o eliminan la melanina. Aunque se usan en productos cosméticos, su uso sin control médico puede traer riesgos.
Es fundamental que consultes a un profesional capacitado. Así evitarás errores, ahorrarás dinero y lograrás resultados duraderos. Las manchas blancas y oscuras en la piel son señales que no deben ignorarse.